Gotas de realidad


Admirado, aunque no tan valorado. Explotado, pero no desarrollado. Consumido y deformado en aras de lograr dividendos. Desde siempre, el arte ha causado sensaciones contradictorias, que llegan muchas veces a la inmensa estupidez de coartarlo, censurarlo, mutilarlo o eliminarlo. A través de la Historia, el Hombre ha canalizado en él el registro de su paso por el mundo, certificando de alguna manera la trayectoria de la Humanidad y la supremacía por sobre el resto de los seres vivos que habitan el planeta, incluso desde antes que él mismo...
Cierto es también que con pretensiones artísticas deambulan por doquier miles de “profanadores” que distorsionan los fundamentos que debieran mantener aquellas expresiones y que solo lucran –o al menos se ganan el sustento- practicando manifestaciones que, muchas veces, es beneficioso no percibir de ninguna manera. O quienes, de modo verdaderamente perverso, disfrazan como tal engañosas piezas que solo intentan la manipulación intelectual.
Y aquí surgirá para algunos la vieja discusión de si tal o cual expresión puede o debe ser considerado arte. Alguno también pretenderá adentrarse en el ya arcaico (aunque no obsoleto) debate sobre si el arte debe o no ser entendido, comprendido, debate que aún hoy mantiene adeptos de ambos lados que justifican su posición con argumentos que, desde ya, merecen ser escuchados.
A lo largo de los siglos, los artistas han luchado para poder manifestarse, exponer sus visiones, sus posiciones, sus pretensiones ciertas de cambiar el mundo. Lucha que llevaron a muchos a ser perseguidos, extraditados o a convertirse en mártires por ser incomprendidos, adelantados a su época u opuestos a los intereses de los poderes de turno. En todas las latitudes, en todas las épocas, en todos los imperios. O, por la vuelta y tras la ida de los intolerantes, están quienes se han transformado en referentes de una sociedad por su lucha, la defensa de sus ideales y su sufrimiento inmerecido en aras de mantener intactas sus ideologías.
Para mí, el arte no es más que la huella del derrotero que el ser humano va dejando a lo largo de su ya milenaria trayectoria terrestre. Y se convierte en el mayor legado de la civilización, en el verdadero sentido de su paso por el mundo, en lo único que no es “mantenimiento”. El arte perdura, madura, evoluciona y permite el crecimiento personal de quien se nutre de él, provocando la reflexión, la memoria, y todas las sensaciones –desde placer hasta asco, desde amor hasta odio, desde sosiego hasta ira- que solo una canción, un film, una escultura, una pintura, una pieza literaria pueden inducir. Seguramente, la mejor herramienta de que disponemos para transformar permanentemente la dura realidad terrenal. ¿Vos qué opinás...?

Un año con “¿Vos qué opinás…?”


¿Vos qué opinás…? cumple un año. Pasó rápido, por cierto. Con semanas fecundas de expresión y otras más silenciosas o con ocupaciones que impidieron una mayor comunicación.
No obstante, este tiempo me permitió cruzar conceptos, ideas, pero fundamentalmente me sirvió para poner a prueba determinadas teorías aprendidas de manera formal, algunas de las cuales no salieron aprobadas, otras sí. Pero una de ellas resultó verdaderamente sorprendente...
En ámbito universitario estudié que para que un proceso de comunicación se lleve a cabo deben existir un emisor, un receptor y un medio que transmita el mensaje. También aprendí que todo acto comunicacional se produce solo cuando entre ambas partes existe un común de experiencias que permitan que el mismo se concrete. Un lenguaje compartido es el principal, pero también los conocimientos y vivencias de cada quien lo son (de hecho dos cirujanos se entienden bien hablando de su trabajo, pero un cirujano y un publicista poco podrán comunicarse acerca de sus profesiones, por ejemplo). Por último, se me enseñó también que el mensaje no es el que pretende el emisor sino el que entiende el receptor…
Acá es donde reside mi mayor sorpresa: nunca creí hasta la experiencia de este blog que un mensaje podía ser entendido de maneras tan diferentes. Nunca pensé que las palabras tenían significados tan distintos para las personas, que las ideas que uno quiere manifestar podían ser comprendidas de formas tan disímiles por la gente. Muchos comentarios de quienes se animaron a contestar (más los de tantos otros que no lo hicieron, seguramente) dan muestra de lo que digo. En algunos casos refiriéndose a cosas sobre las que no escribí. En otras, disparando anécdotas, episodios o pensamientos que nada tenían que ver con lo que expresaba la nota –o, al menos, con lo que yo quise expresar-.
Y resulta paradójico que, teniendo un lenguaje tan rico en vocabulario, con tantísimas palabras para designar lo mismo, el uso actual del mismo “permita” (por decirlo de alguna manera) comprender un texto con sentidos sino opuestos, al menos sí bastante distantes entre ellos.
En definitiva, todo esto lleva a extremar los recaudos a la hora de sentarse a escribir, tratando de ser lo más claro posible en la exposición, de manera de limitar el abanico de posibles interpretaciones, en un ánimo un tanto egoísta –si se quiere- de que todo el mundo “lea” simplemente lo que escribí. Entiendo que mis notas no son arte, solo una manifestación de criterios propios sobre determinados temas. De ahí que me esfuerce en tratar de que se entienda lo que quiero decir, dejando para la Literatura el hecho de que cada lector vuele con su imaginación, descifrando lo que su propio universo le sugiera.
“¿Vos qué opinás…?” seguirá siendo un pequeño kiosquito de opiniones, de propuestas, de debates. De este lado, mi inquietud continuará generando disconformismos, proposiciones y preguntas. Del otro, todos quienes prestigian esta columna leyendo, comentando, debatiendo, haciendo que estas líneas tengan algún sentido.
Humildemente, este espacio intentará siempre provocar el cuestionamiento de aquellos preceptos que parecen ciertos solo porque llevan tiempo esgrimiéndose.
El intercambio de ideas es el gran promotor del progreso humano, y en lo que se pueda, este blog colaborará en ello. Soy optimista: quizás, algo se logre… ¿Vos qué opinás…?

PD: Gracias a todos quienes pasan por aquí y también a quienes incluyeron a esta columna en su lista de blogs preferidos. Es un verdadero halago.