¿Y a esto cómo lo llamamos…?

Varias veces toque el tema de la distorsión de las palabras en mi “kiosquito de opiniones”, como suelo llamar a mi blog. Pero el tema del “relato kirchnerista” ha sabido hacer de ello un verdadero arte. Tanto pueden vaciar de contenido algunos vocablos, como cambiarles el sentido a otros, o “borrar” de su diccionario los que no convienen que aparezcan. Simplemente así, se usan, se descartan o tiran o se transforman en lo que no son…

Caso particular es el de la palabra “traidor”, usada durante casi cuatro años por la Presidente para referirse a su propio vice por votar en contra en la famosa madrugada del tratamiento del Decreto 125, voto que no permitió al Gobierno sacar dicha legislación. Eso fue motivo suficiente –a partir de ese momento y hasta ahora- para ponerle el mote de “traidor” a Julio Cleto Cobos y no sacárselo nunca más. El desprestigio y el desprecio llegaron hasta a burlar el Protocolo en la entrega del Poder de diciembre pasado, en el que Cobos quedó a un costado mientras la hija de la Presidente le colocaba la banda presidencial y ella misma tomaba el bastón de mando sin permitir que el funcionario le entregara dichos atributos. Una falta total de institucionalidad, solo porque ella lo considera un traidor.

Por eso eligió muy minuciosamente a su nuevo compañero de fórmula, de manera de que no le sucedieran nuevas traiciones en el período que debía volver a gobernar.

Sin embargo, su nuevo vice aparece (a solo poquitos meses de ser ungido en su cargo) metido en un descomunal y escandaloso “watergate” porteño, que convulsionó al propio Gobierno en primer lugar (hasta algunos miembros tomaron distancia), a la Justicia por las declaraciones en las que Boudou la involucró en manejos turbios, a peronistas de la raza de Righi (miembro del ex estudio de abogados de los Kirchner), al periodismo, a la opinión pública toda y a la pobrísima oposición que no podían creer cómo este muchacho se auto-involucraba en delitos al no denunciar supuestos pedidos de coimas y de favores para beneficiarlo.

Más allá de lo que la Justicia determine (obvio que ya nadie tiene confianza en esta Justicia), el periodismo y la opinión pública dan por hecho los delitos de los que se lo imputa al vice porque son tan desprolijos y elementales que desmentirlos es como querer tapar el sol con la mano.

Sin embargo, esta vez la palabra “traidor” desapareció del diccionario. Para la Presidente (que no se refirió en ningún momento al tema) como para el kirchnerismo en general, éste no sería un caso de traición, como sí lo fue el de Cobos, que siendo de otra extracción política solo votó siendo fiel a sus ideales. No. Acá parece que no hay traición a nadie: veamos…

Según el diccionario de la RAE, la traición es:

1. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.

2. Der. Delito cometido por civil o militar que atenta contra la seguridad de la patria.

Bueno, todos sabemos lo que es un traidor y el diccionario es clarito en qué es una traición, aunque para el kirchnerismo parece que éste no es el caso. ¿Por qué será? ¿Cómo es posible que para un gobierno pensar distinto sea catalogado de traición y obrar de forma delincuencial no? ¿Por qué esta vez nadie sale a mancillar a Boudou por sus tropelías? ¿Acaso regirá el viejo axioma de que “el que avisa no traiciona” y el “guitarrista” ya acumulaba 20 causas penales (ahora son más después de su inocente discurso) y por eso no es un traidor? ¿Por qué la Presidente decidió atar su suerte a la de su vice en vez de soltarle la mano y dejar que la Justicia lo investigue? La lista de preguntas es enorme, pero ni a eso tenemos derecho porque las conferencias de prensa parece que ahora son simplemente comunicados de prensa en forma oral sin permitir a los periodistas formular ninguna inquisición (¿?).

“El relato” no da para más, mucho menos para cubrir a quienes tontamente hacen abuso de sus cargos y luego quieren ensuciar a cualquiera con tal de salir indemnes. La nómina de corruptos es voluminosa y la conocemos todos, pero un Vicepresidente de la Nación no debiera nunca formar parte de ella. ¿Vos qué opinás…?