En nuestro
país nos vamos acostumbrando increíblemente a un montón de cosas poco serias
que están mellando nuestro prestigio (bah, lo que quedaba) en el ámbito
internacional a un punto del que va a ser difícil retornar mientras nuestra
mentalidad tan “ventajera” no cambie y nuestros aliados y no aliados vayan
pudiéndose dar cuenta de que, finalmente, nos hemos convertido.
En los
últimos tiempos –aunque no es algo nuevo para nada pero ahora se ha
intensificado notablemente- venimos presenciando actos a veces hasta
irracionales que parecen más nacidos del humor o malhumor del Gobierno que de
una planificación estratégica y negociada con los actores involucrados en las
cuestiones, como debería ser. Sin embargo, nos manejamos con mentiras una y
otra vez y hasta ya nos hemos adormecido en la reacción ante tanta falsedad.
La nómina
la puede hacer cualquiera: millones de dólares para hacer casas sociales que en
vez de ese destino terminaron en las manos de delincuentes mientras el Estado
no solo no controló nada sino que cuando se enteró se hizo el burro. Inventos
sobre la vieja compra de Papel Prensa que se demostraron falsos pero que igual –a
puro matonismo- lograron que la empresa termine en manos del Estado. Acusación
de apropiación a la dueña de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, de sus hijos
durante la dictadura militar pasada, que durante años maltrataron a esos pobres
muchachos hasta que el ADN demostró otra nueva falsedad del “relato
presidencial”. Manejos fraudulentos del vicepresidente que en vez de hacer como
en Brasil donde la corrupción se extirpa quirúrgicamente y se expone
internacionalmente, en una especie de pelotón de fusilamiento “virtual” a aquel
que haya faltado a sus responsabilidades y haya hecho abuso de poder, acá en
cambio nos ocupamos de cambiarle el fiscal, el juez y hasta el Procurador
General de la Nación a la causa para que el funcionario (amigo de todos los
nuevos designados) salga a salvo de todo lo actuado. Y mientras tanto, se
miente diciendo que es el periodismo el que “inventa” todo lo que salta a la
vista que es verdad.
Y hablando
de periodismo, al empresario Daniel Hadad se lo contactó desde el Gobierno
Nacional para que levante una nota al ex Jefe de Gabinete kirchnerista Alberto
Fernández que estaba saliendo el aire en el canal de noticias C5N y luego se lo
“apretó” (sic) para que vendiera todo su exitoso multimedios (C5N, que le
peleaba el rating a TN, la AM Radio 10, primera en el ranking y las exitosas
FMs Pop, Mega, Vale y TKM por la irrisoria cifra de 40 millones de dólares, y
hasta se le impuso una cláusula para que el empresario no tenga nuevos medios
de comunicación hasta el fin del gobierno cristinista). Lo peor del caso es que
el multimedio fue a parar -¿cuando no?- a las manos del amigo del gobierno
Cristóbal López, petrolero, dueño de casinos, bingos y salas de juego en todo
el país y de un importante número de emisoras a las que ahora se suman las de
Hadad. ¿No era que la ley de medios era para evitar “la corpo”? Pues ahora
resulta que depende de quién sea la corpo estará permitido o no. La mentira,
siempre la mentira.
La cuestión
Malvinas, otra vez maltratada cuando se sabe que es una causa nacional, se
trató de impulsar haciendo lobbies internacionales para apoyar la moción de
sentar a las partes a negociar, pero como el Gobierno, por cuestión de caja, no
abre la Aduana, la cuestión no prosperó demasiado en la Cumbre de las Américas en
Cartagena y Cristina se volvió enfurecida después de tanto trabajo tirado a la
calle. Entonces, inmediatamente (al otro día), la mentira otra vez. Se confiscó
(expropió, nacionalizó o como quieran llamarle) YPF a Repsol, la empresa
española que la había comprado en la época en que se vendieron “las joyas de la
abuela” y muchos de los que hoy accionan en su contra, entonces votaron a favor
de su venta. Y la razón que se esgrime es la falta de inversión para poder
extraer más crudo. ¿Alguien se preguntó por qué a TBA no se le preguntó nada
sobre los miles de millones de pesos que se le entregaron de subsidio durante
años mientras ellos mantenían un servicio deplorable y tan peligroso que
terminó con un accidente que mató a 51 personas y dejó 700 heridos, algunos de
los cuales lo estarán para siempre? Pero claro, los Cirigliano también son
amigos del Gobierno y nadie les va a preguntar nada. Es más: es tanta la
mentira que el Ejecutivo, para zafar de la situación, se presentó como
querellante en la causa, cuando en realidad debía resguardar que el servicio
sea el correcto, y la Justicia lo rechazó. Ni que hablar de Aerolíneas
Argentinas que nos deja un déficit diario que pagamos todos los argentinos que
trabajamos, porque hay otros que no lo hacen y viven de la dádiva del Gobierno.
Sí señor,
otra gran mentira: la de los planes “no trabajar” o “quedate en tu casa” (bien
podrían llamarse así, pero eso sería verdad), gente a la que se mantiene con
subsidios con la única obligación de estar presentes en todas las
movilizaciones que se realicen para apoyar la gestión de “la reina del Sur”
–como la llaman a Cristina en Europa- y guay! que no esté ausente ninguno
porque desde ese momento no cobra más un mango. Es decir, toda esa gente que
Ud. ve apoyando una gestión está pagada para que esté ahí y va por el subsidio
y no porque le importe el “modelo” (aunque cobrar sin trabajar igual, como
modelo, no les debe parecer nada mal).
Podríamos
hablar de los planes “0 Kms para todos”, que se anunció con bombos y platillos
y vendió unos 20 autos, o “Heladeras y lavarropas para todos”, que fue otra
gran mentira, del famoso “Tren Bala”, que se ve que pasó tan rápido que nadie
lo vio, etc., etc.
Ni que hablar del papelonazo del INDEC, institución descreída por todas
las organizaciones tanto nacionales como extranjeras (FMI, Banco Mundial,
calificadoras de riesgo, etc.) por difundir mes a mes cifras irrisorias de
inflación que solo perjudican a los más pobres -como siempre- pero dejan a
salvo al Gobierno, según creen ellos, de índices que denotarían el deterioro de
la calidad de vida de los argentinos en los últimos años a través de las
políticas de subsidios que han liquidado todas las reservas posibles y no dejan
otra solución fácil a la mano que recurrir a la emisión de dinero (algo así
como $ 36.000 millones de pesos en el último año). La inflación argentina es la
segunda del mundo después de la de Venezuela, pero el Indec no la ve…
La mentira
llega a todos los niveles: los policiales (como el caso de las 74 armas que se
dijeron “robadas” por los narcos en la comisaría 38ª de la Policía Federal),
los de la Justicia, que cierran causas como la de Candela como si nada hubiera
pasado y los de todos los ámbitos institucionales que se quiera mirar.
La debacle
y la denigración están llevando a la Argentina a salir del mundo civilizado. Y
no es que los demás países (sobre todo los poderosos) se hayan caído del cielo,
por supuesto que no. Pero hacer “promesas sobre el bidet” –como diría Charly-,
quebrar la seguridad jurídica (¿quién va a invertir en la Argentina ahora?),
inventar “relatos” inexistentes del pasado para justificar el presente,
mencionar solamente tres veces a Belgrano en el acto del día de la bandera y
como cincuenta a Néstor Kirchner como si fuera el gran patriota nacional y
tiene un mausoleo (aunque nadie lo haya visto muerto, lo cual si no es una
mentira al menos sembró la sospecha) que ni San Martín parece haber merecido,
escuchar hablar de pobreza a una multimillonaria que sigue aumentando su
patrimonio escandalosamente porque total cuenta con absoluta impunidad en los
organismos de control y la Justicia, es todo una gran mentira que ya pasa de
tal y se muestra un país patotero y matón.
Si
alguna vez los argentinos nos pusimos pecheras con nobles lemas como “Todos
somos docentes” o “Todos somos Cabezas”, hoy –con más de la mitad del país
apoyando este sistema prepotente y mentiroso- cabría preguntarse si no habría
que ponerse una pechera que diga “Todos somos D´Elía”. “¿Vos qué opinás…?”